En más de una ocasión seguramente no os habréis encontrado bien o habréis conocido a alguien que no estuviera pasando por su mejor momento. El desánimo, la tristeza u otros síntomas nos han hecho pensar que igual sería conveniente pedir ayuda psicológica. Aunque es posible que vuestro siguiente pensamiento haya sido: “pero si yo no tengo ningún problema como tal”.