A día de hoy los videojuegos son una forma más de acceso a contenido cultural, entretenimiento y aprendizaje para nuestros hijos. Sin embargo, existen situaciones en las que este entretenimiento puede crear más de una discordancia y su consumo excesivo, es un problema que cada día va haciéndose más presente en un mundo en el que ya convivimos constantemente con dispositivos en los que también podemos jugar. Por ello, desde Dislex Clínica de Psicología y Logopedia queremos acercarte el mundo de los videojuegos, una preocupación creciente entre los padres por su difícil control y su fácil adicción.
En primer lugar, cabe destacar que los videojuegos de por sí son una forma de aprendizaje y entrenamiento muy útil y válida que puede enseñar mucho a nuestros hijos. El problema radica en que este tipo de juegos para consolas generan dopamina en exceso, un neurotransmisor que, precisamente en exceso, produce una intensa sensación de placer. De ahí que potencie nuestra alegría. Sin embargo, este bienestar nos puede llevar a ‘engancharnos’, y es que el problema mayor radica en crear dependencia de los mismos.
Es importante no obsesionarse con los mismos. Un uso excesivo puede llevar a una mayor dependencia de los mismos, lo que puede afectarles en su vida diaria, y, en el caso de sus progenitores, puede generar a situaciones conflictivas, tales como que un menor utilice la tarjeta de crédito de su padre para realizar micro pagos dentro del juego.
Se aconseja establecer un control parental en las consolas y no dejar los datos de nuestras tarjetas registrados. En cualquier caso, es recomendable restringir el horario de uso de la consola, limitando el acceso y combinándolo con otras actividades para que el exceso de uso no genere una mayor dependencia.