El síndrome de Gilles de la Tourette o síndrome de Tourette, como se conoce coloquialmente, es un trastorno neuropsiquiátrico que empieza a manifestarse en la infancia o en la adolescencia, generalmente antes de los 18 años.
Este trastorno lleva el nombre del neuropsiquiatra francés que describió con gran acierto y éxito esta enfermedad a finales del siglo XIX. El síndrome se caracteriza por la repetición de tics motores o fónicos.
Los primeros síntomas se manifiestan a través de movimientos involuntarios, pequeños tics de la cara, los brazos y otras partes del cuerpo, como el tronco o las piernas. Estos movimientos se dan con bastante frecuencia, y suelen ser rápidos y repetitivos. Por lo general, el primer síntoma que se muestra son los tics o movimientos faciales, como parpadeo excesivo, contracción de la nariz o diferentes muecas con los ojos o la boca. Estos tics pueden o no ser reemplazados por otros con el cuello, el tronco o las extremidades.
Los tics pueden ir en aumento con el paso del tiempo y volverse más complejos, pudiendo involucrar todo el cuerpo (dar patadas o pisotones). En ocasiones, se producen otros síntomas como el toqueteo, los movimientos reiterados y los pensamientos obsesivos.
En cuanto a los tics fonéticos o vocales, se producen normalmente junto a los tics físicos. Estos pueden ser gruñidos, gritos, carraspeos o incluso ladridos. Si la persona hace un uso involuntario de palabras o frases obscenas, se denomina coprolalia, mientras que la realización de gestos obscenos se denomina copropraxia. Estas dos últimas son las características que más se han difundido entre la población, siendo las menos frecuentes de este trastorno.
Por otro lado, también existe la ecolalia, que no es otra cosa que la repetición de palabras y/o frases ajenas a modo de eco, y la palilalia, que es la repetición de palabras o frases propias.
No es necesario que se de ninguno de estos últimos cuatro síntomas para ser diagnosticado de síndrome de Tourette, pero si sería necesario para confirmar el diagnóstico que se presentasen tanto los movimientos como las vocalizaciones realizadas de forma involuntaria.
Los síntomas varían de unos pacientes a otros, teniendo varios grados que van desde muy leve a grave o muy grave, aunque la mayoría de los casos están en el primer grado. El síndrome de Tourette se da en todos los grupos étnicos, afectando entre 3 y 4 veces más a los hombres que a las mujeres.