Como os hemos venido hablando en nuestras dos entradas anteriores, el bullying es una situación de acoso que sufren decenas de niños por todo el mundo, y de la cual, los padres y profesores debemos estar atentos para intentar evitar y erradicar este tipo de conductas.
En mayoría de los casos de bullying existe, además de la víctima y el acosador, un o varios acosadores pasivos, que son aquellos niños que observan o conocen la situación. En este grupo pueden darse dos casos: los niños que se mantienen al margen de la situación aún conociéndolas, o bien aquellos que animan al agresor a seguir perpetuando su conducta por miedo a convertirse en otra víctima.
Estos "testigos" tienen también su parte de responsabilidad, pues aunque las situaciones de acoso son conocidas, hay un grupo que apoya y ríe las gracias del agresor, lo que le da más poder frente a su víctima.
Cuando las políticas "anti-bullying" son buenas, ayudan a los espectadores pasivos a dejar de apoyar la violencia en prácticamente todos los casos. Es necesario enseñar en casa y en la aulas a no apoyar este tipo de conductas violentas hacia los demás y a compartir valores como la solidaridad y el apoyo mutuo entre compañeros.
Los colegios tienen gran parte de la responsabilidad, pues es en las aulas donde debemos restituir estas conductas aplicando acciones educativas y/o terapéuticas. Si los compañeros dejan de apoyar al agresor u agresores, el acoso termina.