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La palabra agorafobia proviene del griego ágora, que significa plaza pública, lugar de reunión o discusión; y del griego phobos que significa temor, miedo mórbido sobre todo por su carácter obsesivo.
La agorafobia consiste en el miedo o temor a los lugares públicos, también en el hecho de estar fuera de casa produce ataques de ansiedad. Las personas que padecen este trastorno tratarán de evitar las situaciones temidas, como puede ser ir al cine, salir a cenar, andar por la calle, estar lejos de casa, etc.
Aquellos que la sufren no siempre tienen porqué evitar las situaciones, en ocasiones se enfrentarán a ellas con ansiedad y/o conductas defensivas para poder manejar la situación. Este tipo de conductas producen alivio inmediato pero contribuyen a mantener la situación en el tiempo. Estas pueden ser muy variadas, como por ejemplo el alcohol, fumarse un cigarrillo, refugiarse en una persona o animal doméstico, etc.
La edad de comienzo se sitúa aproximadamente en torno a los 25-30 años, aunque existen casos en los que el inicio se da a cualquier edad. Las personas por encima de los 65 años apenas tienden a desarrollar este tipo de trastorno.
La agorafobia suele empezar con una crisis de ansiedad o ataque de pánico ante una determinada situación (el metro, el coche, en plena calle, en el trabajo..) Posteriormente para evitar que la crisis se vuelva a repetir, la persona deja de frecuentar o directamente de ir al sitio donde se produjo esa primera crisis. Esto se debe al miedo a que se vuelva a repetir una situación similar o igual.
Con el paso del tiempo, la persona que sufre este miedo comienza a generalizar y externalizar su miedo hacia otras situaciones haciendo que su vida se limite poco a poco.
Si notas que puedes llegar a sentir este tipo de miedos o temores irracionales, consulta con un especialista para que te de un diagnóstico y te aconseje un buen tratamiento para tratar este tipo de trastornos.
