A pesar de que desde pequeños se nos haya vendido la idea de que todas las parejas duran toda la vida juntas, la realidad es que el cuento de que "vivieron felices y comieron perdices" no siempre se cumple.
Son muchas las relaciones que acaban sucumbiendo ante problemas como la falta de confianza o el tedio de la rutina, pero es posible superar estos malos momentos si tenemos muy claras las necesidades de la otra persona.
Una de las claves para mantener una relación sana es que cada una de las partes conserve su propio espacio. Esto no significa no pasar tiempo juntos, para nada, sino que es fundamental que cada uno tenga un tiempo en el que estar consigo mismo para que la relación conserve su salud.
Valorar el tiempo que se pasa juntos hace que éste se disfrute mucho más.
Asimismo, mantener la confianza es también muy importante, ya que recuperarla una vez perdida se convierte en una tarea muy complicada. En relación con la necesidad de mantener el propio espacio, es saludable confesar a nuestra pareja el porqué de esa necesidad, ya que mentir u omitir la verdad hará que tarde o temprano la confianza se resienta.
Por último, no se debe tener miedo a una relación por muchas otras malas experiencias que se hayan tenido, sino que se deben aprender de ellas.