Dejando a un lado los problemas que tienen que ver con la salud de las personas y que afectan negativamente, a las relaciones sexuales, puede haber parejas que, en alguna etapa de su relación, piensen que su vida sexual no está siendo todo lo satisfactoria que quisieran.
Según la mayoría de los estudios, el 'amor romántico' dura una media de cuatro años, por lo que no podemos frustrarnos si la pasión no sea la misma que al inicio de la relación. El hecho de que no sea tan potente tiene más que ver con la química que con los sentimientos: nuestro cerebro libera sustancias como la dopamina, la feniletilamina, la serotonina o la norepinefrina.
Sin embargo, no por la desaparición de este amor inicial debemos renunciar a una vida sexual plena y habitual. De hecho, y aunque parezca fuera de toda lógica, el sexo muchas veces nos ayuda a solucionar pequeños problemas que, en principio, poco o nada tienen que ver con las relaciones sexuales de pareja.
El sexo crea un vínculo muy fuerte en la pareja de afecto, conexión, comunicación y amor, que garantiza la complicidad y la confianza entre las partes.
La ausencia de deseo sexual, si es prolongada en el tiempo, puede propiciar malestar intenso en la persona que lo padece o dificultades en la relación interpersonal.
La terapia puede ayudarnos mucho con estos temas.