Las emociones forman parte de nosotros desde el nacimiento y condicionan nuestro modo de responder al entorno y de relacionarnos. Apoyarnos en las emociones positivas en la educación es un recurso ideal que nos va a permitir impulsar los procesos educativos.
Todas las emociones son adaptativas, pero podemos clasificarlas en positivas o negativas en función del bienestar que nos generan. Las emociones positivas nos sirven de refuerzo positivo y potencian la acción que estemos realizando, por lo que desarrollaremos interés y gusto por lo que estemos haciendo.
La educación puede y debe acompañarse de emociones positivas. El aprendizaje es un proceso inherente a las personas. Sin embargo, algunos niños y niñas desarrollan una actitud negativa hacia el aprendizaje. Acompañar la educación con emociones positivas puede contribuir muy favorablemente hacia el éxito educativo.
Para utilizar las emociones positivas en la educación, se pueden seguir las siguientes pautas:
· Utiliza el sentido del humor
· Guíate por el cariño y respeto a la hora de educar
· No dudes en expresar tus emociones, la alegría, la tristeza, etc.
· Evita tensiones innecesarias y destierra las emociones negativas de la educación como el miedo, la vergüenza, la rabia, etc. Para ello trata de ser comprensivo, no presiones, ni critiques, ni ridiculices, en ligar de eso busca alternativas válidas.
· Deja tiempo para la relajación, el descanso y la asimilación.
· Escucha activamente al niño o niña. Se trata de escuchar lo que dice y lo que no dice, de llegar a lo que siente.