Disfrutar de la vida debería ser la máxima de toda persona. Y pese a que lo intentemos, es innegable que debemos pasar por muchos malos momentos a lo largo de ella.
Son en esos instantes en los que nuestros sueños parecen desvanecerse delante de nosotros. Nos sentimos rotos, hechos trizas, sin saber si alguna vez nos reconstruiremos. Pero lo hacemos ¿verdad?
El sol siempre sale tras la tormenta. Puede parecer un tópico, pero en ocasiones el recuerdo de esa luz puede guiarnos por los túneles que atravesamos inevitablemente cuando recorremos nuestro camino. Y ello no significa vivir el presente, sino todo lo contrario: hacerlo de forma intensa nos procurará una buena dosis de recuerdos en el futuro.
En el hoy construimos nuestro mañana, por lo que unos buenos cimientos de recuerdos felices nos permitirán soportar todos los desánimos emocionales del futuro. ¿Cómo hacerlo? Tan sólo deberás dejar que las emociones 'fluyan'. No forzar los buenos momentos hará que estos aparezcan solos. protegiéndonos en las horas más amargas. Saborea cada instante y guárdalo en tu memoria, ya que sabrás que son esos momentos los que hacen que el futuro siempre merezca la pena.