El bullying es uno de los problemas actuales de la sociedad. Amenazas, burlas e insultos se dan día a día en las redes sociales, y los niños están expuestas a ellas de forma constante, casi normalizando muchos de esos comportamientos. Hoy hablamos sobre el bullying y las consecuencias del mismo en los más pequeños.
Entre un 5% y un 10% de los menores entre 10 y 15 años sufren este tipo de acoso en nuestro país. Este se vincula, según un estudio reciente publicado en el British Medical Journal, con la depresión.
Según los expertos, el bulling es un acoso o maltrato físico y/o psicológico deliberado que recibe un niño por parte de sus compañeros, lo cuales buscan someterlo y asustarlo, mermando su autoestima y confianza.
Una vez que sabemos cómo es este tipo de acoso, es necesario que seamos capaces de detectarlo a tiempo y actuar cuanto antes, a fin de evitar peleas, trastornos de salud mental o, incluso, suicidios.
Para detectarlo, deberemos tener en cuenta si el niño comienza a cambiar su comportamiento o personalidad. Por ejemplo, es muy común cambios en el sueño y la alimentación, así como cambios de carácter, irascibilidad, tendencia a volverse reservados y muy recelosos, es decir, una actitud de miedo y ansiedad.
En la actualidad, existen varios organismos que tratan este tema, como el propio centro escolar, el AMPA, fundaciones delegaciones, etc. Además, la Policia Nacional ha creado una cuenta de correo para denunciar este problema en las aulas (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.).
En nuestra próxima entrada hablaremos sobre cómo detectar y evitar que nuestro hijo sea el agresor en casos de bullying.