El complejo de Wendy se manifiesta, por lo general, en mujeres que expresan una preocupación extrema por el bienestar del otro, acompañado por el temor a ser rechazada, y unido a una inseguridad continua en casi todos los aspectos de su vida.
En las parejas, por ejemplo, cada uno de los miembros adoptará un rol distinto, siendo la persona con este complejo la personalidad protectora de la otra. Esta otra es muy probable que manifieste el síndrome de Peter Pan, del cuál hemos hablado en nuestra entrada anterior.
Como ya hemos mencionado, este complejo suele darse mayoritariamente en mujeres -al igual que el síndrome de Peter Pan se suele dar en hombres- aunque no es exclusivo del género femenino, pudiendo cambiar los papeles. Ambas personalidades juntas manifiestan diferentes roles que se complementan el uno al otro. Lo más probable es que las personas con estos trastornos busquen a alguien que pueda cubrir o suplir aquello que no desea asumir.
Las personas con complejo de Wendy presentan conductas tales como la necesidad de sentirse imprescindibles, necesidad de hacer feliz a la pareja en todo momento, pedir perdón y permiso constantemente o evitar que el otro se pueda enfadar. Estas personas buscan ser aceptadas al 100% por sus parejas y por las demás personas que los rodean a través de su conducta y su trato hacia ellos. Son personas que viven con miedo a ser rechazadas o abandonadas por sus seres queridos. Esto conllevará que, en muchas ocasiones, tengan tendencia al auto-sacrificio.
Son frases propias de este tipo de personas el "déjamelo a mi", "no te preocupes que yo lo hago" o "no se qué harías sin mi", ejerciendo con estas frases más como una figura maternal que como pareja. Para ellos el amor es un sacrificio y asumen la responsabilidad de hacerlo todo por su pareja o sus seres queridos, favoreciendo así la inmadurez del otro, es decir, tornándolo como un niño.