Actividades extraescolares ¿son demasiadas?

Seguro que más de una vez te has preguntado si las actividades extraescolares a las que va tu hijo son demasiadas para él. Hoy queremos hablar sobre ello en el blog puesto que sabemos que es la preocupación de muchos padres cuando sus hijos están en edad escolar.

 

 

Lo primero que debemos tener en cuenta es que los niños necesitan tiempo para "no hacer nada", es decir, para que puedan usar su imaginación como deseen fuera del ambiente escolar y las actividades extraescolares. De esta forma, el pequeño tiene tiempo para jugar y divertirse después de las clases.

 

Una vez que tenemos en cuenta este tipo de necesidades, es necesario que analicemos las horas que dedica nuestro hijo a la semana a cada una de las actividades. Si el pequeño únicamente va dos veces por semana a clases que tengan entre 1'5 y 2 horas de duración, no debemos preocuparnos, incluso podríamos ampliar a un tercer día si él mismo está de acuerdo y le apetece.

 

El problema llega cuando se dedican más de 8-10 horas semanales a la realización de este tipo de actividades. A las que hay que sumar las horas escolares que ya de por sí realizan. Las actividades si son beneficiosas para los niños, ya que desarrollan nuevas facetas que no se aprenden en clase. Sin embargo, debemos tener en cuenta ciertos aspectos:

 

·Los gustos de nuestro hijo: antes de apuntar a niño a ninguna actividad, debemos conocer sus gustos y preferencias. Pregúntale si le apetece realizar algún deporte o actividad fuera del horario escolar, y mirar juntos las distintas alternativas. Es posible que el niño prefiera no realizar ninguna actividad y pasar tiempo con sus amigos o leyendo cuentos, también es una opción respetable. 

 

·No excedernos en las horas: si el pequeño decide dedicar parte de su tiempo a alguna actividad, es mejor no excedernos en las horas, como os hemos comentado más arriba. 2 días por semana es una opción perfecta tanto para el niño como para los padres.

 

Es necesario que los niños no se sientan en la obligación de realizar ninguna actividad, pues podría generarles estrés emocional o, en el peor de los casos, fracaso escolar. Para evitar estas situaciones, habla con tu hijo y deja que decida qué le apetece hacer por las tardes y anímale a jugar para desarrollar su imaginación.